Llevo tropecientos años vagando por el espacio, conociendo mundos y seres extraordinariamente diferentes. Cada uno con sus propias costumbres e ideas. Con muchos de ellos me identifico pero con otros todo lo contrario.
Mi vida transcurre en mi nave, en ella nací, en ella he madurado y en ella vivo. Me transporta a los lugares y a los momentos más inverosímiles, a veces con compañía, a veces en soledad... a veces buenos y a veces injustos.
Soy un ser especial, tan particular como los millones y millones de seres que habitamos todos y cada uno de los rincones de nuestro universo. Soy tan especial como el crecimiento de una flor, el gruñido de un animal o el estallido de una estrella. Somos especiales y particulares a la vez. Amamos la soledad y la compañía pero todos nosotros somos uno. El universo es uno y lo que pasa aquí lo padecemos allá... y como decía, en una de sus canciones Fidel, un terrestre muy especial para mi:
Todo está relacionado:
la virtud con el pecado,
la locura y la razón…
Todo tiene relación:
el puñal y el corazón,
lo real y lo imaginado...
la virtud con el pecado,
la locura y la razón…
Todo tiene relación:
el puñal y el corazón,
lo real y lo imaginado...
Todos vosotros, todos nosotros necesitamos nuestro espacio, como el espacio que yo me he creado a lo largo de mi vida y que ahora, parte de él, os otorgo, para que en mi humilde y respetuosa razón os llegue y os haga pensar. Por eso he sentido la necesidad de expresar, de susurrar alzando la voz, para quien quiera escuchar, para quien quiera reflexionar y para quien quiera mejorar.
Un fuerte abrazo y bienvenidos.